martes, 13 de marzo de 2012

Será?

Hay ciertas cosas que no puedo hablar todavía. Con nadie. Y nadie es NADIE.
Son penas o conflictos o problemas, como sea, que no estoy preparada para sacar afuera.
Son mías y no consigo soltarlas.
Que si las suelto mejoran? Capaz que sí.
Que si las digo desaparecen y me dejan en paz? Puede ser.
Que contarlas es asumirlas y asumirlas es superarlas? Tal vez pase por ahí.
Pero no todavía, no es el momento, no puedo.
Y a veces fantaseo con que la raiz de todos mis males está ahí.
Creo que es un consuelo simple, pero tengo que reconocer que un poquito me intriga saber cuanta relación hay entre mi tristeza infinita y esa imposibilidad de escupir algunas cosas que me pasan.

Eureka!

Se me había pasado y volvió, entonces me dieron ganas de venir a contarlo acá y me di cuenta de algo: empecé terapia y dejé de frecuentar este blog. Abandoné a mi psicóloga y de golpe ando seguido por acá. Suena clishé, lo sé, pero este es el mejor lugar de autoanálisis que tengo. Y como pintan las cosas, parece que nos vamos a encontrar seguido.