Ayer me desperté pensando “hoy almuerzo con uge”, y ya empecé el día contenta.
Los jueves son muy largos últimamente. Como es el único día que trabajo hasta el mediodía, no me queda otra que llegar temprano a la oficina. Y después de la una, liberada de mis responsabilidades laborales, tengo más actividades que en todo el resto de la semana. Incluyendo sábados y domingos. Para que te des una idea: clases de piano, curso de fotografía, facultad, gimnasio, psicóloga y cine. Porque sí: los jueves religiosamente, también voy al cine. Además, entre tantas actividades, imaginate que siendo mi única tarde libre de la semana, también aprovecho algún bachecito para ver una amiga, o tirarme al sol, sea a leer un rato o a tirar un par de fotos.
Decía que ayer empecé el día contenta, me levanté a la misma hora que todos los días de la semana, pero curiosamente llegué al trabajo más temprano. La oficina era la misma cucha de siempre pero yo me sentía más a gusto que de costumbre. Hasta el petróleo que tomamos en lugar de café tenía otro sabor. Y sí, era jueves. Era jueves y la iba a ver a uge.
Una menos diez apague la computadora, ordené la pila de papeles que tengo de inquilinos en mi escritorio y me tomé el tren.
Uge llegó tarde, como de costumbre. El único defecto que tiene mi amiga del alma es su impuntualidad. Al punto que un amigo en común la acusa de usar calendario, en lugar de reloj, claro.
Mientras la esperaba, me pedí una coca y me colgué mirando una pareja de viejitos que, sentados en el mismo bar, esperaban la cuenta. Siempre la gente mayor demandó mi atención. Desde chica que me pasa. Es que soy una convencida de que ven la vida con ojos de experiencia. Debe ser realmente muy groso haber (sobre) vivido 70 años en este mundo tan terrible, y es por eso que les debo todo mi respeto. La cuestión es que esta parejita derrochaba ternura. Estaban tomados de las manos. Esas manos arrugaditas, chiquititas por el paso del tiempo, apoyadas sobre la mesa, entrelazadas, acariciándose despacio, con calma. Y se miraban a los ojos, se reían con esos ojos llenos de expresiones. La moza llegó con la cuenta, el Sr. pagó, ayudó a su esposa (ambos tenían alianzas en sus anulares) a levantarse y se fueron abrazaditos.
Me quedé pensando en eso de un amor para toda la vida (amor que evidentemente se va transformando con el tiempo, pero amor al fin), en lo lindo que es encontrar esa mitad que complementa la existencia, y sobre todo, en lo simple que es, y en lo complicado que lo hacemos nosotros.
Cuando uge llegó, dice haberme visto con una media sonrisa y la vista pedida mirando la calle, a través de la vidriera.
Seguramente, si la misma escena me hubiera tenido de testigo un lunes, o un martes, no la hubiera analizado tanto. Pero era jueves, estaba esperando a uge, y estaba contenta.
* lo escribí el viernes pasado, y desde entonces estoy intentando publicarlo. Blogger se porta muy mal conmigo últimamente.
Los jueves son muy largos últimamente. Como es el único día que trabajo hasta el mediodía, no me queda otra que llegar temprano a la oficina. Y después de la una, liberada de mis responsabilidades laborales, tengo más actividades que en todo el resto de la semana. Incluyendo sábados y domingos. Para que te des una idea: clases de piano, curso de fotografía, facultad, gimnasio, psicóloga y cine. Porque sí: los jueves religiosamente, también voy al cine. Además, entre tantas actividades, imaginate que siendo mi única tarde libre de la semana, también aprovecho algún bachecito para ver una amiga, o tirarme al sol, sea a leer un rato o a tirar un par de fotos.
Decía que ayer empecé el día contenta, me levanté a la misma hora que todos los días de la semana, pero curiosamente llegué al trabajo más temprano. La oficina era la misma cucha de siempre pero yo me sentía más a gusto que de costumbre. Hasta el petróleo que tomamos en lugar de café tenía otro sabor. Y sí, era jueves. Era jueves y la iba a ver a uge.
Una menos diez apague la computadora, ordené la pila de papeles que tengo de inquilinos en mi escritorio y me tomé el tren.
Uge llegó tarde, como de costumbre. El único defecto que tiene mi amiga del alma es su impuntualidad. Al punto que un amigo en común la acusa de usar calendario, en lugar de reloj, claro.
Mientras la esperaba, me pedí una coca y me colgué mirando una pareja de viejitos que, sentados en el mismo bar, esperaban la cuenta. Siempre la gente mayor demandó mi atención. Desde chica que me pasa. Es que soy una convencida de que ven la vida con ojos de experiencia. Debe ser realmente muy groso haber (sobre) vivido 70 años en este mundo tan terrible, y es por eso que les debo todo mi respeto. La cuestión es que esta parejita derrochaba ternura. Estaban tomados de las manos. Esas manos arrugaditas, chiquititas por el paso del tiempo, apoyadas sobre la mesa, entrelazadas, acariciándose despacio, con calma. Y se miraban a los ojos, se reían con esos ojos llenos de expresiones. La moza llegó con la cuenta, el Sr. pagó, ayudó a su esposa (ambos tenían alianzas en sus anulares) a levantarse y se fueron abrazaditos.
Me quedé pensando en eso de un amor para toda la vida (amor que evidentemente se va transformando con el tiempo, pero amor al fin), en lo lindo que es encontrar esa mitad que complementa la existencia, y sobre todo, en lo simple que es, y en lo complicado que lo hacemos nosotros.
Cuando uge llegó, dice haberme visto con una media sonrisa y la vista pedida mirando la calle, a través de la vidriera.
Seguramente, si la misma escena me hubiera tenido de testigo un lunes, o un martes, no la hubiera analizado tanto. Pero era jueves, estaba esperando a uge, y estaba contenta.
* lo escribí el viernes pasado, y desde entonces estoy intentando publicarlo. Blogger se porta muy mal conmigo últimamente.
12 comentarios:
Pero el jueves tuyo tiene 24 o 48 horas??? Pq no entiendo donde encontras un "bachecito" entre tantas cosas! Coincido con lo de los viejitos. Para mi dos viejitos de la mano, cuidandose, queriendose, mimandose transmiten mucho mas amor que dos veinteanieros a los besos. Yo quiero llegar a viejita asi con alguien que me mire a los ojos y me acaricie el pelo. Besos
completamente de acuerdo con Bea. Ver eso da esperanzas de que todavía se puede apostar a una relación duradera...
Che, tus jueves son de chicle...
Chicas: sí, mis jueves son eternos! pero a mi me encantan, auqnue termine mueeeerta y mis "bachecitos" sean de 15, 20 minutos.
Ojalá lleguemos así a viejitas, no? =)
besos a ambas!!
que personaje lindo que sos!
brindo por muchas reflexiones más,
bien por vos y mal por blogger!
Hola María, encontré tu blog hace poquito :) y me sentí identificada con algunas cosas.
La verdad que sí, tus jueves son eternos...y qué lindo que todos los jueves religiosamente vayas al cine y te crees un espacio para vos.
Yo espero llegar con "mi amor" a viejitos...(si me aguanta, jaja!).
Besos!!!!
Yo llegaría a viejito con vos =P
Me encantó la de los viejitos, es verdad mary, tenés un tema ahí, consultalo con la psico, jeje!
beso grande!
imagen que me lleva directamente a las calles de buenos aires.. se que estoy repetitiva con la comparacion constante pero es que por aca no se encuentra la milonga del amor sufrido? esta gente no tiene sangre.. brindo por vos y la felicidad que por tardar en llegar, trae recompensa
besos!
Uge: personaje yo? Me parece que acá el muerto se asusta del degollado.
Gi: Bienvenida! Sí, son eternos eternos eternos, pero insisto, me encantan!
Juan: ya lo sé, el tema es que como venís, dudo que llegues a viejito, conmigo o sin mí =P.
euge: ya lo hice, y la yegua me dijo que ahorre para poner un Geriátrico. Es muy morbosa a veces.
Ponch: que lindo que pases de visita ponch! Me niego a creer que en NZ no se encuentre la “milonga del amor sufrido” por ningún lado, por favor decime que es mentira! Jajaa!
Brindemos todos porque esa felicidad tarde, pero llegue.
Besos a todos/as!!
Eso que Uge usa calendario en lugar de reloj, fue una de las cosas más acertadas que escuché en mi vida.
Me encantó el relato.
Saludos!
si ya se es semana santa y todos agarramos palita balde y sombrilla para irnos a la misma mierda.
yo trabajando pero.. vos?
cuddles
eso, nena, vos?
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